sábado, 17 de agosto de 2013

La gente ya no sabe qué hacer para ligar.

     Esta mañana estaba yo relajadamente espatarrado, combatiendo el calor y la humedad, hasta que algo, o mejor dicho, alguien me ha despertado de mi vagancia matutina. Yo siempre he dicho que me gusta hablar con desconocidos, ya sea de fiesta, tomando un café o donde es más fácil, internet, pero lo de hoy ha sido  hasta raro para mi. A eso de las once me dio por mirar el móvil, y tenía un guasap de un número desconocido, al principio pensaba que sería alguien de mi lista de contactos, por que ayer por arte de magia no me aparecían los nombres en el whatsapp y hoy continúa así. Al leer un "Ola", pensé que sería una de mis primas queriendo conversación, pero por si acaso fui a comprobar sus números, parecía que no era alguien conocido. Y empezó la conversación:

     La horrible y  peculiar forma de hablar ya no me inspiraba confianza, y la presentación de "Marcos de vlc y tu", me dejó todo claro, es la odiosa forma de hablar de la gente que va buscando rollo/ligar/sexo por chats, que a esa fauna ya la tengo estudiada. Así que empecé a pensar quién había podido ser el graciosillo que había puesto mi número en algún chat. Pero...
     ¿Qué cojones? ¿En serio? ¿La gente se dedica ahora a hacer esto? Ir poniendo números a ver si le toca la lotería, y si cuela cuela y si no, se la pela literalmente. La gente no deja de sorprenderme, pero bueno, al menos el tipo me entretuvo un rato, ya que no duró mucho más la conversación con Marcos. 

     Supongo que después de esto pondría otro número y vería a ver que sucede, suerte Marcos. Aunque sigue siendo bastante sospechoso para mi, porque que coincidencia que Marcos, también de Valencia y gay/bi me haya encontrado. Por que la idea de que vaya probando todos los números posibles a ver si da en el clavo me perturba demasiado, además, su primer mensaje es a las 8:26 de la mañana. ¿Habría estado Marcos enviando mensajes desde que se despertó a todos los números? ¿Llevaría la noche en vela intentando ligar así? ¿Ocurrió lo mismo en Marte?

miércoles, 17 de julio de 2013

Mi vecino Totoro.

No sé porque he puesto ese título, ahora parecerá aún más una perversión. Una de las fantasías más tópicas, que suele tener mucha gente o que se suele comentar con normalidad, es la del vecino buenorro. Pues yo, que vivo en una finca con once pisos, con cuatro puertas por planta y además compartiendo patio con cinco portales más, nunca me ha llamado la atención ningún vecino. Pero la cosa ha cambiado hace un par de días. 
Como cada mañana, recién despertado fui a levantar la persiana de la ventana que mi madre me obliga a bajar en verano, retiro las cortinas y echo una ojeada como cada día la calle. Cuando estoy apunto de irme, no se porqué la verdad, miro hacia abajo ¡y gracias a quien sea que miré hacia abajo! Me encuentro al vecino de dos piso por debajo del mio, de la fachada pegada a mi finca, tendiendo en el balcón en gayumbos. Qué bueno que está. Yo, claro está, me quedé embobado, hasta que de repente él mira hacia arriba, hacia donde estoy yo, supongo que tendría la sensación de "alguien depravado me está mirando". Yo, sin saber que hacer, se me escapó una pequeña sonrisa y me retiré rápido de la ventana. Como un total pervertido que espía a la vecina con telescopio.
La verdad es que no se si él me llegó a ver, o sólo le dio "esa" sensación y miró hacia arriba, porque era de día, la luz de mi habitación estaba apagada y no se si él vería un reflejo en la ventana o a mi. No lo sé. Pero yo ahora siempre que hago el mismo ritual, añado lo de mirar hacia abajo, no sé, por si hay alguien semidesnudo tendiendo en el balcón...

lunes, 3 de junio de 2013

Y la duda la cambió por completo.

No se si es por la situación que me rodea últimamente, pero creo que el peor sentimiento que uno puede sentir es la impotencia. El no poder cambiar las cosas, no poder solucionar las cosas. Vivirlo y no poder hacer nada. Y por desgracia, en poco tiempo este sentimiento me ha rondado bastante últimamente, o soy yo, que lo quiero todo. 
Impotencia al verse morir a alguien y no poder hacer nada. Impotencia cuando una amiga llora delante de ti mientras te cuenta como se muere poco a poco la persona que más quiere en el mundo, que le han arrebatado tan pronto. Impotencia al no poder conseguir que las cosas cambien. Esos momentos en que no sabes que decir, como actuar, estás nervioso, aprietas los puños y tienes ganas de gritar, o de decir una de esas frases que lo solucionan todo. Pero no.
Todo parecía ir bien, y ahora tú, Valiente. La que me llamaba a mi valiente ¿Qué te está pasando? ¿Qué te ha pasado? Sé que no te estás muriendo, y sé que no vas a leer esto, pero lo que si que sé, es que si sigues así acabarás muriendo, al menos por dentro. En menos de tres meses ya te he visto llorar delante mío más que en todo el tiempo que te conozco. Llorar de miedo. Y yo sin poder hacer nada. Lo intento, de verás que lo intento y digo lo que creo que es correcto, aunque a veces hasta tus razonamientos me hagan dudar. Pero hoy me has demostrado que no, estabas aterrada y has decidido seguir por ese camino. Aún dudo si es el correcto, pero algo me dice que no. Y aunque la impotencia me invada, Valiente, espero estar siempre ahí y que tú también lo estés.
Alguien me dijo una vez, "Lo peor que puede hacerte alguien, es hacerte elegir". Yo lo he cumplido, me está costando, pero lo estoy cumpliendo, sin embargo, la moral y la verdad por la que tu estás sufriendo ha destruido hace mucho esa libertad. Estás muerta de miedo, controlada por él y necesitas volver a ser la Valiente que nunca se agazapaba. Te aseguro, que yo también estoy aterrado.

miércoles, 15 de mayo de 2013

El marido del peluquero.



Desde que estoy en Barcelona nunca he ido a la peluquería, siempre aprovechaba al bajar a Valencia para cortarme el pelo. Allí, lavarme y cortarme mi horrible cabellera me salía por diez euros, aquí todas las peluquerías rondan los veinte euros, y eso asusta. Pero como ya tenía el pelo larguillo y aún faltan casi dos meses para que vuelva a pisar las tierras de la paella, he ido a la peluquería, con dolor de bolsillo y pereza, pero he ido.
He escogido una que ya había visto alguna que otra vez y me pillaba cerca de casa, está al lado del mercado de Sant Antoni. Al llegar me han recibido con un pequeño descuento a menores de veinticinco años ¡Ueh!, y al sentarme a esperar me he percatado de que estaba sonando de fondo iamamiwhoami, esto no podía salir mal. Creo que eran un matrimonio, y su hijo o quizás, un tipo contratado. La cosa está en que eran una pareja y un chico joven, un par de años mayor que yo quizá. Él es un modernillo, con parte de los lados de la cabeza rapados y un flequillo largo colocado de forma elegante pero desordenada, con tres piercings en una oreja, una pequeña dilatación en la otra y otro pircing en el labio inferior; una barba de tres días, una camiseta morada con dibujos indies y unos pitillo negros. Vamos, un moderno de manual, que tenía gafas de pasta y todo. Aunque yo me juré no juzgar rápidamente a la gente, al verlo no pude evitar pensar algo así como "Madre mía, qué modernillo" y venir a mi cabeza cierta canción de putilatex.
Al cabo de tres minutos se acerca el susodicho y se presenta dándome la mano, en plan trato cercano con el cliente, y me dice que si tengo calor me podía quitar el sueter y colgarlo por ahí. Me quito el sueter y dejo ver mi camiseta de Rammstein que me regalaron hace tiempo, y que ya no recordaba que llevaba puesta, noto que él se fija y me acompaña hasta donde me lavaría el pelo. En el preciso momento que empezó a masajearme la cabeza yo ya caí rendido a sus encantos, y es que a mi me tocan un poco la cabeza y ya me enamoro y si me tocan otra cosa ya... Me encanta ir a que me corten el pelo, es algo que me puede, casi orgásmico para mi, y este chico lo hacía fenomenal. A pesar de aparentar ser homosexual a primera vista, es peluquero y es moderno, he salido de allí con serias dudas. Sus manos me encantaban, bastante grandes y calientes, y no hablemos de la voz, qué voz, de locutor de madrugada en la radio. Además era guapo. Nunca pensé que me pillaría por un modernillo, pero ahí estaba yo, recordando "El marido de la peluquera" y pensando en pedirle matrimonio al salir. Al final, después de una corta conversación sobre el pasado concierto de Rammstein en Barcelona, me despedí con un "Muchas gracias, y que vaya todo bien".

"Mi amor, me voy antes de que tú lo hagas, me voy antes de que tu deseo muera. Entonces nos quedaríamos sólo con el afecto, y sé que eso no será suficiente. Me voy antes de convertirme en alguien infeliz, me voy disfrutando el calor de nuestros abrazos, tu olor, tu apariencia, tus besos. Me voy con los recuerdos de mis años más amados, aquellos que tú me diste. Te beso ahora con tanta ternura que moriré por ello. Siempre te he amado. Te he amado sólo a ti. Me voy para que nunca me olvides, 
Mathilde."

Para modernos ya estoy yo.

martes, 14 de mayo de 2013

Simple.


Un soplo. Fue exactamente como contaban las canciones de la radio, fue así, tan simple y tan cierto. Le conoció y su vida se aceleró al mismo tiempo que se pausó en un instante perpetuo, para reanudarse como un parpadeo, ahora, ya sin él. Al desaparecer de su lado fue cuando abrió los ojos y contempló su alrededor, se dio cuenta de todo lo que había pasado mientras ella vivía, o soñaba, quien sabe. Por que fue como eso, un profundo sueño del cual al despertar no sabes exactamente cuanto tiempo ha pasado. 
Se quisieron tanto que ni se hicieron fotos, se quisieron tanto que no pensaron en el futuro ni en el pasado. Ahora ella no podía recordar los momentos, como se imaginaba de pequeña, mirando con paciencia las páginas del álbum. Pero no le hacía falta, se quisieron tanto que ahora él vivía en los aromas, en el tacto, en los sonidos y en los recuerdos que no se borrarían. Se quisieron tanto que no hay un día en que no llore al recordarlo, ni sonría al añorarlo.

¿Qué sería yo sin las cursiladas? Gracias a un tweet y una palabra.

lunes, 13 de mayo de 2013

Barrio.


Llevaba tres días deambulando por el mismo barrio, recorriendo sus calles a paso lento que de vez en cuando se volvía acelerado. Ya empezaba a conocer sus olores, sus rostros, sus pulsaciones y su vida. Sin embargo no había encontrado todavía el rastro que andaba buscando, a pesar de que algo le decía que él vivía ahí. Ya creía empezar a conocer acerca de su carácter, sus gustos y su forma de ser a través de las calles y las gentes que veía durante todo el día. Cuando se cansaba cerraba los ojos y le imaginaba, recordaba su ropa, sus gestos, su forma de andar y su sonrisa.
Siempre le había gustado hacer este tipo de cosas, estos comportamientos que se salían de lo común, intentando hacer de su vida parte de un guión de una película europea, una de estas que hablan de la vida misma, como él se decía, una francesa o española, e incluso italiana, quién sabe. Empezaba su recorrido por el lugar y la hora donde se cruzó con él por primera vez, por si volvía a darse la casualidad, ya que la segunda vez también lo vio venir girando la misma calle y a la misma hora, pero volvió a dejar escapar su sonrisa. Esta vez no, esta vez no le dejaría ir, esta vez había ido a por él.
Sin embargo sintió arrepentimiento de haber vuelto a ese barrio, se le paró el corazón cuando lo vio a lo lejos al girar una esquina, fue inesperado y al principio pensó que su cerebro le estaba engañando. Pero no, era él. Sus gestos, su forma de vestir, su forma de caminar. Se sintió estúpido, pequeño ante el universo. Caminó intentando simular sus nervios, como un vecino que va a por el pan y cuando pasó a su lado, volvió a ver ese esbozo de sonrisa y esa rápida mirada. Esta vez no.
- Perdona -Le paró, y como si se tratase de un guión, buscó una de esas frases, de esas de las películas- ¿Crees en las casualidades?

domingo, 5 de mayo de 2013

En busca de compañero de piso.

Si hay algo en esta vida que no me gusta nada es hablar por teléfono. Yo soy de esas personas que responden con un "Sí", "Vale", "Ajá" y "Hasta luego". Pero si hay algo que me gusta menos es hablar por teléfono con un desconocido, y algo peor aún es que no paren de llamarte por teléfono desconocidos durante "x" días. Conclusión, he decidido odiar tener que buscar un compañero de piso.
Cuando vine a Barcelona éramos tres, decididos a buscar un piso para los tres, uno se encargaba de llamar  a las casas y gestionar casi todo, obviamente yo no era, por las razones planteadas al principio del post. No hubo mucho problema, pero ahora que tengo un ex-compañero de piso me ha tocado buscar un compañero nuevo, y lo digo en singular por que mi otra compañera no estaba, digamos, disponible para hacerlo. Ha sido una de las semanas más tortuosas de este año, poner los anuncios por internet y recibir llamadas cada dos por tres. Horrible. Aún así no he superado mi odio al teléfono, creo que ha aumentado. 
Lo que si que me ha quedado claro es que existe verdaderamente gente rara, rara de cojones, en básicamente tres días se han paseado por mi casa todo tipo de personajes, de todas las nacionalidades. También he descubierto que alguien me puede enamorar sólo escuchando su voz, aunque luego el cabrón no aparezca. Y a lo que si que doy gracias ahora es a las nuevas tecnologías, ya que gracias a Buda algunas personas me contactaban por guasap, y me libraban del terror de tener que socializar con alguien de forma oral, laformaoralaburrida. Podría realizar una clasificación en 4 tipos de personas que buscan una habitación, que son los siguientes:
1.- Los fantasmas: Estos individuos parecen totalmente normales, pero son los peores, hablan contigo, determinan una hora y un día, como todos los demás y luego no aparecen. Te dejan esperando a ver si llegan y no vuelven a dar ningún tipo de señal de vida, ni si quiera por guasap, ni te dicen que no van, que llegan tarde o que se les ha muerto el canario. Desaparecen. Dentro de esta tipología podríamos incluir los llamados "Te prometo el sol pero luego te doy una bombilla". Estos pueden estar dentro de cualquier otra tipología, aparecen en el lugar indicado y ven el piso, te dicen que les ha gustado mucho, que están encantados, y que al día siguiente te llamarán por "x" motivos, ya sea por un "Tengo que pensarlo", "He quedado con otros pisos" "Mi madre está de parto" y luego, desaparecen. Ambos se resumirían con un: maleducados.
2.- Los que echan un vistazo: Estos son los más cómodos, aunque creo que al final son los menos prácticos. El nombre les viene que ni pintado, es así, literal, echan un "vistazo". Llegan y en menos de cinco minutos ya se han ido, son como yo al teléfono: "Hola¿Qué tal?, "¿La cocina?", "¿El baño?", "La habitación?", "Vale, adiós, ya te llamaré". No hacen preguntas, no hacen ningún tipo de socialización, viene con un objetivo claro, lo realizan y se van. Te sientes incluso sucio y utilizado.
3.- Los que te venden al hijo: Esta tercera tipología normalmente no contacta contigo por teléfono, lo hace por mail o por guasap. Son gente que normalmente no está en la ciudad, y quieren alquilar el piso sin ni siquiera verlo, y van a hacer lo que sea por que les des la habitación. Te ofrecen pagarlo ya, pagar un poco más, limpieza extra, hacerte favores,  ¡lo que sea! A mi generalmente, eso no me inspira ninguna confianza.
4.- Los que alcanzan el nirvana: Este último tipo se caracteriza por llegar a un nivel de éxtasis al ver el piso. Realizarán una serie de elogios hacia la vivienda y hacia tu persona, y su frase más empleada es "Es lo mejor que he visto hasta ahora" o "¿Cómo habéis conseguido este piso?". Y a esta última tipología pertenecen mis nuevos compañeros de piso, si, en plural por que son una pareja de italianos.

lunes, 22 de abril de 2013

Teoría de la fuente de la juventud.

Más que una teoría, es un hecho, pero creo que ese título vende más. Mi generación, aunque creo que sólo se aplica a la perteneciente a mi ciudad natal, o más bien, sólo al instituto donde estudié, aparenta ser bastante más joven. Este hecho se constató cuando en primero de bachiller hicimos un viaje a un pueblo cercano a Barcelona, ahí nos reunimos con nuestro mismo curso de ese instituto y todos, absolutamente todos, parecíamos una panda de niños, físicamente, al lado de los catalanes. Era hasta vergonzoso. En Valencia, comparándonos con otros institutos creo que también parecíamos menores, aunque no era tan descarado como con los de la comunidad colindante, ojalá tuviese alguna foto.
La gran mayoría de mis compañeros han ido cambiando físicamente, pero yo, por gracia o por desgracia, continúo pareciendo un crío, sobretodo cuando voy afeitado. Esto me ha perseguido todo mi vida, supongo que en un futuro será para bien, pero de momento es bastante incómodo. Incómodo al nivel de ir al mercadona a comprar coñac para cocinar y que me pidan el dni, entregárselo y que me acusen de que es falso o que tengan que repetir la resta de los años por que no se creen el resultado. Es humillante. O al ir de fiesta con algún menor de edad en el grupo, hacer que se ponga detrás tuyo, para ver si así no le piden el dni y que te lo pidan a ti y a él no, o entrar un grupo de 10 en una discoteca y que me paren únicamente a mi. También están las clases de la universidad, este año, siendo de tercero, por cosas de convalidaciones, tengo que ir a asignaturas que se imparten en clases de primero, en las cuales la gente sigue pareciendo mayor que yo. Y luego está el ir a clases de tercero o cuarto y sentirme como un niño. Veremos a  ver cuanto dura esta supuesta juventud. 

viernes, 19 de abril de 2013

Polimorfonuclear.


Ese día llovía, y como los anteriores él apenas salía de su cuarto, sólo cuando escuchaba el rugir de su estómago por encima de sus pensamientos. En un papel había dibujado una señal de peligro, como las que había en los postes de electricidad del escampado de su barrio, y lo había pegado en la puerta. Según él, pensaba en seis idiomas a la vez, dos de ellos ya extinguidos hace años y uno no pertenecía a este planeta.
- ¡Baja ahora mismo! -Gritaba su madre desde la primera planta.
- ¡Escolástica efervescente! -Contestaba él desde su habitación, siempre con un acento ruso.- Metoníamias.
Su padre, al contrario que su esposa, se lo tomaba a broma e incluso a veces le seguía el juego. Esto normalmente enfurecía más a la madre y le replicaba lo de “Si no le hubieses hecho ver Frankenstein ni esos estúpidos documentales, nada de esto hubiese ocurrido”. Ya era el tercer día que estaba encerrado en su habitación, entre cajas, botes de plástico, carcajadas siniestras y contestando con palabras de las cuales desconocía su significado, forzando un acento soviético.
- Vamos mujer, está en la adolescencia, es normal a su edad.
- ¿Adolescencia? Apenas tiene diez años –Ella volvió a suspirar, cogió fuerzas y volvió a gritar su nombre tres veces. Pero no sirvió de nada, su hijo volvió a contestar con palabras que ni ella conocía.- ¡No hay quien lo entienda!
Pero en el momento menos esperado apareció el pequeño ante ellos, con unas lentes sin cristales, el pelo revuelto y sujetando al gato como podía. Éste intentaba liberarse de su carcelero, que había teñido parte de su pelaje de verde y rodeado partes de su cuerpo con papel de aluminio. Causando expectación, alzó al animal por encima de su cabeza mientras los truenos de tormenta resonaban de fondo.
- ¡Polimorfonuclear! -Y así, hasta día de hoy, quedó bautizado el gato.
No puedo hacer mucho más, si cierta persona me dice palabras como ésta, eh, eh.

domingo, 14 de abril de 2013

Divagaciones de madrugada.

El abandonarme mi hermano, después de dos días de visita, y el ver por la noche Mar Adentro, desencadenó en mi un estado de sentimentalismo odioso. Para colmo, era de madrugada, por lo que ya era oficialmente domingo, así que no se me ocurrió mejor manera para conciliar el sueño que hacerme preguntas y reflexiones existenciales.
Todo giró alrededor de mi vida sentimental, ¿Sobre qué si no? la cual se puede definir como inexistente, a no ser que consideréis sentimental el sexo esporádico, alguna que otra cita, las cuales puedo contar con los dedos de las manos, y que han sido de un día y nada más por mi parte. O también los encaprichamientos de dos días con gente que vive a kilómetros o que resultan muy simpáticos en la cama, pero fuera de esta no.
La única relación que se podría catalogar de estable, aunque yo no la llamaría así, es una que tuvo lugar hace tres años, dentro de poco serán cuatro, y que duró unos cuantos meses. Yo acabé con esta relación porque la distancia y el tiempo la habían apagado y me prometí no volver a tener nunca una relación a distancia, por los resultados de esta y otras cortas experiencias pasadas, aunque ésta sólo era de un trayecto de dos horas en tren. Con los dieciocho años recién cumplidos y un currículum de una única relación duradera, yo ya había descartado toda relación futura de la cual estuviese alejado más de cien kilómetros. Nunca más, me prometí.
Remontando aún más en el pasado, hace aproximadamente cuatro años, le estaba comentando a un amigo, unos años mayor que yo, que alguien me quería, pero que yo no le podía corresponder con lo mismo, o no la misma cantidad y calidad. Él me dijo “Cuando encuentres a alguien que te quiera, no lo dejes escapar. Quizás no te parezca perfecto, quizás creas que no estás enamorado, pero créeme, es más difícil de lo que crees encontrar alguien que de verdad te quiera.” Yo lo vi un mal consejo, no me gustaba y no se ceñía para nada a mi forma de ver el mundo. Cuatro años después he continuado evitando ese consejo, se ha cruzado en mi vida gente que ha prometido quererme, pero yo los he hecho caer en el olvido por que no sentía lo mismo que ellos o por no romper mi promesa. Pero esta madruga llegué a cuestionarme si no sería en verdad un buen consejo.
Por otro lado, hace un par de meses, acababa de comer y mi compañera de piso fue a la cocina, me preguntó si quería algo de postre, le contesté que me trajera una manzana y me preguntó si quería que la pelara o si me la iba a tomar a bocados. Yo me levante y dije “No, ya la pelo yo, gracias” y ella me contesto “Jo, Prometeo, es que no te dejas querer”. Esa frase, sin un objetivo claro, retumbó en mi cabeza durante todo el día, y a día de hoy, todavía resuena de vez en cuando “Es que no te dejas querer”. Es que no me dejo querer. ¿Será ese el problema?
Esto se puede aplicar a las personas que he rechazado, pero sobretodo a aquellas que, de alguna manera, me he forzado yo mismo a olvidar, para no romper la promesa y de esta forma no sufrir en un futuro o no atreverme a enfrentarme a esa realidad. Hoy, domingo catorce de abril, no se si los pequeños valores que he ido edificando con la edad son erróneos o debería modificarlos. Se aceptan arquitectos y arquitecturas. 
Necesitaba escribir todo este embrollo que tenía en la cabeza, para saber si de verdad tenía algún sentido o es la noche que me confunde, para saber, como Descartes, que pienso, luego existo. 

viernes, 12 de abril de 2013

Creatividad.


Siempre se tumbaba en el césped a la misma hora, justo después de que los aspersores se silenciaran, estando la hierba mojada. Le encantaba esa sensación. Cerraba los ojos e imaginaba que soñaba, ya que, Elia, nunca se acordaba de lo que sucedía en sus sueños. Todos los días, al despertar, se preguntaba qué podría haber soñado esa noche. Al no recibir respuesta, bajaba a la calle, aún cuando el sol no gobernaba la ciudad, se dirigía al parque de enfrente de su casa y se tumbaba en el césped. Ahí esperaba a la creatividad. Pero nunca llegaba, se imaginaba a él soñando, pero aún así no sabía qué soñaba en su imaginación, era incapaz de crear algo que no existiese.
-Siempre le veo en el césped ¿Es que no trabaja? -Le dijo una niña a Elia un día.
-Pinto cuadros -Contestó mientras se incorporaba.
-¿Que pinta?
-Puedo plasmar en un lienzo cualquier cosa que vea por la calle, exactamente igual -Trató de impresionar a la niña.
-¿Y para qué pinta lo que puede ver todos los días? -Desde ese día, Elia siempre sueña. 

Me ha costado y no me ha gustado, a mi si que me falta creatividad. Suerte !

martes, 9 de abril de 2013

Xe! Que sóc de València.

No hay nada como tomar un café en el sol que acaricia el balcón de buena mañana mientras suena de fondo Melody Gardot. Llevo ya cuatro días sólo en el piso y creo que me estoy volviendo depresivo o loco, una de tres, por desgracia, o por gracia, tengo exámenes y trabajos que me entretienen. Y no hay nada peor que acabarte tú la cafetera por que el café con canela es irresistible y no hay nadie más en el maldito piso, y peor aún, repetir de nuevo ocho horas más tarde. Ahora estoy de los nervios, con dolor de barriga y no puedo dormir. Por eso vengo a darle conversación a la pared.
Recuerdo que el otro día mi abuelo me preguntó si es verdad "Eso de que allí aíslan al que no habla catalán". Aunque mi abuelo es de Albacete, creo que aún no le ha entrado en la cabeza que yo sí que hablo catalán, pero bueno, aparte de mi abuelo, hay más gente que me ha insinuado su odio hacia los catalanes desde que estoy en Barcelona; y parece que esto es una leyenda bastante común. Y lo digo en cursiva por que creo que es algo falso. Yo no he estudiado en un colegio de Cataluña, pero dudo que hagan algo así, y si se hace será algo de niños y eso hasta en mi colegio pasaba; los de línea en valenciano nos llevábamos a matar con los de la línea en castellano, pero hasta cierta edad.
Yo, que para ponerme a hablar catalán tengo que cambiar totalmente el chip, suelo responder a primeras en castellano y de momento nadie me ha tratado ni un poco mal por eso. Ningún problema en los meses que llevo aquí. Si que es verdad que si hablas en catalán pueden tratarte mejor que de normal, o abrirse más a ti, pero eso lo veo algo totalmente normal. Además les suele gustar que sea de València, y a mi me encanta que detecten con una única frase de donde soy, no hay nada como las mujeres de los puestos del mercado. Al igual que yo reacciono mejor cuando viene un extranjero y me habla en castellano, haciendo un esfuerzo o no, me alegra que esa persona sepa mi lengua. Y con esto no estoy diciendo que Cataluña sea otro país, que en verdad, me daría igual. Yo seguiré amando Barcelona.

Endorfines ¡Plaer robust!
Renovables, respiració en curs
va de cine, ¡Açò me trau fum!
Ai que em trenque, bo pa la salut.

Tremolor, mos al coixí ¡Tusc!
Contraccions, dilatacions ¡Uff!
He entrat net ¡i he eixit brut!
Expandit, el dia es fa curt...




viernes, 5 de abril de 2013

Salomé.


-Entonces le entregaron la cabeza, había conseguido lo que tanto quería, la cogió con sus manos y contempló el rostro de su amado. -Su hija le escuchaba con una extraña mueca en el rostro, guardó unos segundos para aumentar la tensión y continuó- Exclamó palabras de amor y besó la cabeza inerte con pasión, como nunca había podido hacer hasta la fecha.
-¡Papá! Esto es asqueroso. -La pequeña se levanto rápidamente, no quería seguir escuchando la historia de ese domingo.
-¡Pero estaba enamorada! -No pudo contener un sonrisa pícara.
-Pues yo no quiero enamorarme. -Dijo mientras salía del comedor, cuando ya estaba en su habitación recalcó- ¡Un asco!
-Con diez años y ya no quiere saber nada del amor -Comentó la madre que había apartado la mirada del libro.- Enhorabuena.

jueves, 4 de abril de 2013

María.


     María es una chica normal, tan normal que es diferente. Desde pequeña le habían educado con los valores que creía que educaban a todo el mundo, le habían enseñado a respetar a los demás, a ser amable con el desconocido, a decir la verdad, a no hacer al resto lo que no quieras que te hagan a ti, a ser integra consigo misma y sobretodo, su madre le había enseñado a sonreír.
   Así vivía María, nunca había destacado en algo por encima de los demás, era buena estudiante, leía de vez en cuando libros de grandes autores y otros de no tan grandes, alguna vez al mes iba al cine, quedaba con sus amigas muy a menudo, salía de fiesta casi todos los fines de semana, soñaba con encontrar el amor y sobretodo sonreía. Si por algo tenía que destacar María, era por su sonrisa.
     Pero no tardó en darse cuenta de que la gente no vivía la vida con las mismas reglas que ella. No entendía por que la gente mentía, por que tenían miedo a decir la verdad, por que se manipulaban los unos a los otros y ocultaban su verdadera forma de ser. María no lo comprendía. Ella era natural, y como le habían enseñado, decía la verdad aunque doliese ¿Por qué tenía que mentir si no había hecho nada malo? María era guapa y su sonrisa cautivaba, siempre que salía de fiesta ligaba y ella no tenía problema en decir que no quería nada, que le gustaría tener una cita o simplemente pasar una buena noche. Pero la gente no hacía lo mismo con ella, le decían que querían un cita cuando únicamente buscaban sexo, le decían que querían sexo cuando buscaban una cita o le decían que si cuando en verdad era un no. De este modo comenzó a cansarse de sonreír a aquellos que no lo merecían.
      Así fue como María cambió de vida y empezó a utilizar la mentira, a manipular a la gente para saber que es lo que de verdad querían y a ocultar su verdadera forma para que no le hicieran daño. Pero de poco le sirvió, ya que siempre había gente con más experiencia, y ella no destacaba por su habilidad en mentir. Si por algo tenía que destacar María, era por que nunca sonreía. María era una chica normal, en un mundo donde ser normal significaba ser diferente.

sábado, 30 de marzo de 2013

Lo barato sale caro.


Antes de enterarme de este desajuste en mi piso ya no tan compartido, ya tenía organizada una pequeña escapada a Madrid de una noche. Aunque lo había organizado muy de imprevisto me salía más barato de lo que pensaba, ya que para comprar billetes de ave económicos hay que tener muchos días de antelación, así que únicamente uno me salía barato, el otro a precio normal. Pero da igual, por que el alojamiento allí me salía gratis, ya que tenía mis trapicheos con un amante amigo que se mueve por el mundo de los hoteles. ¿Que ha que iba a la capital? Era un reto, una apuesta conmigo mismo, un “Tienes que quitarte de una vez la vergüenza que es sólo una carga”, y ya de paso a pasarlo bien y conocer gente nueva. Y de momento lo estoy consiguiendo, ya que os estoy escribiendo a exactamente 240 km/h.
Pero como el karma no existe y si existe, no se que coño le he hecho, a Prometeo nada le puede salir del todo bien. El jueves por la noche, dos días antes de mi partida, me entero que al susodicho que me esperaba en esa ciudad que tan poco me gusta lo han ingresado en el hospital por dos pinzamientos graves en la espalda. Total, que me toca buscar alojamiento en plena semana santa y en el centro de Madrid, el viaje acaba costándome 25 euros más caro, menos cómodo y placentero. Pero bueno, eso no iba a quitarme para nada la ilusión de despertarme a las siete de la mañana, para coger el tren de las ocho y media, salir de casa media hora después de haberme levantado y que el metro de Valencia tarde 20min en llegar a la parada y otros 10 en el transbordo. ¡Que alegría, que alboroto! Llego justo, pero llego, pero me jodo, por que la máquina para imprimir billetes no me va así que voy a atención al cliente. En atención su madre no hay nadie, llega un chico pero está hablando por móvil y no nota mi histeria o le importa una mierda y pasa de mi hasta que acaba de charlar. Le explico rápido y corriendo mi situación, pero me detiene al escuchar la dirección de mi tren y me comunica que “Lo siento, pero ya no puede embarcar”. Qué ganas de pegar a la gente tengo últimamente. Con la moral un poco por los suelos he preguntado por billetes a Madrid o Barcelona, por que estaba por volverme a la capital catalana y tirar por la borda mi escapada, pero al chico le ha sentado tan mal que aunque no aceptan cambios ni devoluciones, al ser de oferta, me ha conseguido un billete a la mitad de precio de lo normal para Madrid. Y aquí estoy. Así que este viaje me ha servido también para otra meta que tenía en la vida “Que el dinero no te haga sufrir”, ya que para mi el dinero no debe tener el poder suficiente para aguarme un día y menos un viaje, aunque tenga que pagar más y no tenga casi para este mes de abril da igual, yo seguiré feliz, ya me las apañaré. 

jueves, 28 de marzo de 2013

Prostitución en Elm Street.


¿Que pasa cuando tu compañero de piso en el cual habías instaurado un respeto y un alto grado de confianza empieza a comportarse como un capullo? Que te dan ganas de pegarle. Pero más ganas te dan cuando empieza a haber malos rollos entre compañeros de piso, ya que aunque tu no estés involucrado siempre acabas sufriendo daños colaterales, por que coño, vivís en la misma casa.
Este empieza a comportarse de la forma más infantil que te puedas imaginar, no pensabas que se podía llegar a tal nivel, todo por intentar joder a la otra persona, la cual se lo toma con paciencia y eso le da más rabia. Como un auténtico niño. Lo peor es cuando nos vamos de vacaciones fuera de la ciudad y en ese preciso momento, el día antes de coger el tren, te dice que se va del piso y que después de vacaciones ya no estará. Te lo dice a ti, con quien no se lleva mal, por que a la otra persona no le habla. Hay que cambiar el nombre de facturas, cuentas y lo mejor de todo es que estoy fuera de la ciudad y tengo que buscar un compañero de piso para menos de tres meses que quedan, porque él se va. Te deja con todo el marrón desde la distancia y no ayuda en nada porque “Ya tiene suficiente con buscarse él un piso nuevo”. Pero lo peor de todo es cuando tengo que pagar 150 euros más este mes y quien sabe si el mes siguiente, tengo que pedir dinero porque no tengo para pagar el piso y la universidad y tiene el valor de decirte a la cara “Siento que hayas salido mal parado de esta”. Ahí es cuando quieres darle una buena bofetada y decirle “Una hostia bien dada a tiempo y se te quita toda la tontería, coño”.
La opinión de esta frase no la comparto, pero siempre me ha gustado decirla. Lo que si que voy a compartir con vosotros es que a partir de ahora, para quien quiera, mi cuerpo está en venta, tomo la tradición del barrio donde vivo. Necesito dinero, y si alguien quiere un piso céntrico en Barcelona, mi numero es 636*****. Con completo incluido.  

viernes, 22 de marzo de 2013

Banco.

Colocaba cuidadosamente la manta, extendiéndola y quitando todos los pliegues, como hacia antes. Ordenaba el lugar para estar cómodo, se había acostumbrado a dormir cada noche en un sitio diferente, ya no tenía un lugar propio. Todos los días al irse a dormir se decía a si mismo que ahora el mundo era su hogar, cada rincón, el hogar iba con él allá donde fuese. Lo había perdido todo y ya no tenía nada que lo atase, a veces se preguntaba si eso era libertad. Desde entonces tenía mucho tiempo libre, no como antes, y lo dedicaba a pensar y meditar, a hacerse preguntas. Al principio los días se le hacían eternos y el pensar le hacía entristecer. Ahora ya se había acostumbrado, o se había vuelto loco, libre, quien sabe. A pesar de esa libertad sus días se habían vuelto rutina, como cuando estaba en la oficina, recorría siempre las mismas calles, los mismos sitios. Al principio le daba vergüenza, pero se decía a si mismo que lo había perdido todo, hasta la vergüenza. Al día se había acostumbrado, pero la noche y su frío le continuaban aterrando. Aquello que decía que le había quitado todo ahora le daba cobijo. Ya estaba preparada su cama, se sumergió con cautela en las dos mantas, su posesión más preciada, acomodo los trozos de cartón y rezó, no sabe a que o a quien, por sobrevivir una noche más al frío y a los extraños de la oscuridad.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Fresa.


Estabas otra vez enfadada, volvíamos a las mismas, yo ya no sabía que hacer. Te habías cruzado de brazos y habías apartado el bol de fresas, como una niña que no quiere las lentejas.
- Qué guapa estás cuando te enfadas.
Me miraste con esa cara ya tan familiar, sobretodo estos pasados días, esa expresión que decía sin palabras: me gustaría que desaparecieras. Dolía, te aseguro que dolía. ¿Pero que quieres que haga? Ya no sabía que hacer, no sabía ni si quiera que es lo que sucedía, por qué acabábamos siempre discutiendo. Cogí una fresa, sin mojarla en azúcar y la hundí en mis dientes.
- Te odio. - Te atreviste a decir.
Alargaste el brazo, como quien coge con pereza el mando de la televisión y te llevaste una fresa a la boca, sin azúcar y pusiste esa cara tuya. No soportas el ácido. Yo sonreí un poco, pero tu te pusiste a llorar y tiraste el trozo de fresa que había quedado en tu mano.
- Ey, no llores. - Me levante rápidamente y fui a abrazarte, pero rechazabas mi contacto, me empujabas, no me querías. Cogí tu mano con fuerza, esa que intentaba alejarme de ti para siempre, y la besé con suavidad, parece que eso te calmo. Me miraste, con los ojos llorosos y entre llantos conseguiste unir palabras.
-Yo sólo quiero besos de fresa.

jueves, 14 de marzo de 2013

Preocupación.


Era una tarde fría, demasiado fría para su gusto, todo le salía mal para su gusto ese día. No aguantaba más en casa, no podía verla. Apretaba los dientes con fuerza y cerraba los puños cuando pensaba en todo lo que había pasado, como si haciendo fuerza pudiese derrotar a ese demonio que le comía por dentro. Avanzaba lentamente y le devoraba entero, le consumía, le causaba tal dolor que se le humedecían los ojos, aunque no sabía si era por el frío viento que amenazaba con congelarle por siempre o si era la rabia. Rabia. No quería volver al piso, así que vagaba sin rumbo intentando no pensar, o evitar esos pensamientos. Entró en una pequeña panadería, para resguardarse por un momento del frío o para entretener su mente, no lo sabía. Pidió lo primero que vio, saco la cartera y vio asomar un billete de veinte euros.
- No tengo otra cosa, lo siento. - Le comunicó él.
La cajera le dedicó una tierna sonrisa y dijo:
- No te preocupes. - Y todo se solucionó. 

domingo, 10 de marzo de 2013

Como ligar ¿Sin salir por el ambiente? Parte I

Siempre me ha rondado por la cabeza como puede ligar alguien con gente de su mismo sexo sin adentrarte en el mundo del ambiente ysincontarconinterné, ya que es un mundillo que rara vez visito. Así que iré recopilando las formas que tiene un gay/bisexual para ligar de esta manera, por que para mi al menos es un gran problema. 
¿Como ligar sin salir del ambiente? Acudiendo a un estreno de una película de Almodóvar ¿Y esto no se considera ambiente? El otro día dando una vuelta por Barcelona se le ocurrió a una amiga ir a ver la película, que justamente era el estreno, de Amores Pasajeros. A mi, aunque hice una promesa de no volver a pisar un cine por se exageradamente caro nueveeuracosquenoscostó, me dio el venazo y fuimos. En la vida había ido a un estreno de un film de Almodóvar y sólo he visto una película suya en la gran pantalla, así que yo no se si eso era por ser el día de estreno o por ser simplemente Barcelona, pero eso estaba lleno de gays. Yo que nunca he pisado el día del orgullo era la congregación de gays, sin contar con los pocos locales del ambiente que he pisado, más grande que he visto en mi vida. Aunque la media de edad era bastante alta para mi, yo diría que rozaría los 30 años, había homosexuales de todas las tipologías, locazas, musculocas, osos, osolocazas, gente normal, algunos muy viejos y otros muy jóvenes, más que yo, y que conste que no me gusta etiquetar a la gente, juas. Estoy seguro de que si vas con la intención puedes ligar con un 80% de probabilidades de éxito, ya vayas sólo o acompañado, ya que hasta yo recibí unas cuantas miradas prometedoras. 
La película estuvo divertida, pero nada especial para mi gusto, estupenda para pasar el rato en el universo paralelo del director, pero no supera a Mujeres al borde de un ataque de nervios.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Captar.


Siempre me cuesta captar tu atención, te tienen absorbido los canales de la televisión. Todo tu interés, aunque sea poco, está centrado en esa caja que emite luces. Yo mezo mi silla mientras hago bolas de papel con el que ya no me sirve, anteriormente te habrías preocupado y me advertirías sobre mi seguridad si continuaba meciéndome de esa forma. ¿Ya no me quieres que no te preocupa? ¿Que ángel has visto en esas imágenes que te tiene tan cautivado? Te lanzo una bola de papel.
- Echo de menos la nieve. - No recibo respuesta, ni un gesto. Vuelvo a intentarlo – El frío, arroparse junto a otro, el café humeante...
El volumen y los sonidos de la televisión llenan la habitación. Con el lápiz desgasto la punta en otro folio, ya no tengo ganas de continuar y sigo meciéndome haciendo bolas de papel. Ésta va derecha a la papelera. Canasta.
- También echo de menos el verano.- Nieve, escribo en un folio. Y lo comprimo, pensando en que absorbería el material el significado escrito.- Las tardes en la playa y el jugar con la voz y el ventilador.
Lanzo la bola de nieve contra la televisión. Continúo jugando con las patas de la silla, arriesgando cada vez mas, “El que no arriesga no gana” me dijiste al conocernos. ¿Donde quedó el riesgo?
- Yo echo de menos muchas cosas – Me miras y sonríes. Tú mirada, esa mirada. - Pero ahora me he dado cuenta de que es mentira. Cuidado, te caerás. -Sabía que no me fallarías.

martes, 26 de febrero de 2013

Querella contra los vampiros.

Creía que los había extinguido de mi vida, pero estudios recientes me han confirmado que no, que los vampiros no son únicamente seres adolescentes si no que algunos son más longevos de lo que se piensa ¿Pero cuanto viven estos vampiros? ¿A los treinta años seguiré encontrándomelos por mi camino? ¿Por qué la luz del sol no los espanta? ¿Brillan?
Por eso presento esta queja contra ellos, si tu eres uno de ellos te convendría dejar de serlo, creo que no es divertido. No, no lo es. Queridos chupopteros que no besáis si no que succionáis, que cuando os entregáis al acto sexual, al deseo y el placer, no laméis ni proporcionáis besos si no que absorbéis almas. No está bien. Se puede disfrutar lo mismo sin marcar vuestro territorio en mi cuello u otras partes del cuerpo, no me gusta salir a la calle y que la gente me mire como si mi padre me esperara con el cinturón en casa. No. Aprender, no cuesta tanto. 

No es por nada Diego, todo lo demás lo haces genial.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Los ángeles fuman.

Volvía yo hacia el hogar callejeando por el Raval, observando los edificios, las baldosas y la gente pasar sin mucha atención, hasta que apareció ella. Doblaba la esquina y se acercaba desde la lejanía hacia mi, a pesar de sus robustas botas se movía con gran elegancia mientras encogía su cuerpo protegiéndose del frío. Una fina bufanda no llegaba a tapar su pálido rostro, su delicada nariz y sus carnosos labios teñidos de un rosa muy claro, pero si algo rosa destacaba en ese lienzo era un único mechón de pelo que asomaba de un hogareño gorro negro y se balanceaba sobre su rostro. 
Si algo me confirmó que los ángeles fuman fue su siguiente acción. Mientras el aura que desprendía atrapaba a todo el que pasaba a su lado, dejó libre una de sus manos resguardadas en el calor de su bolsillo para conseguir con un gesto lleno de gracia un cigarrillo de otro de los múltiples bolsillos de su chaqueta. Al colocarlo sobre sus labios no le dio tiempo a sacar la otra mano para ir en busca de su mechero, puesto que el primer hombre que pasó a su lado encendió el suyo frente a su rostro, ella se inclinó un poco con total naturalidad, como si aquel señor fuera su hermano y prendió fuego al cigarro. Aspiro, dijo gracias y los dos continuaron su camino. Al acabar la escena noté que el corazón me palpitaba más acelerado de lo normal y miré a mi alrededor en busca de cámaras, pues me sentía como si fuese un extra de una película de Hollywood. Todo había sido demasiado perfecto, pero formaba parte de esos pequeños momentos de magia que nos regala la vida.

miércoles, 23 de enero de 2013

La vida posiblemente imposible de Méliès.


Un frío día de diciembre de 1861 en la ciudad de París nació un niño al que llamaron Georges, pero él nunca se presento como tal, siempre usaba su apellido, Méliès decía y estrechaba la mano sonriente. Cuando era un niño siempre andaba en las nubes, únicamente bajaba a lo terrenal para dibujar lo que había visto allí arriba o intentar explicar sus fantasías vividas, él estaba más en la luna y con las estrellas que en la propia tierra. “¡Vuelve al mundo real Georges!” Le gritaba su padre, el cual era un importante empresario en el mundo de los zapatos, todo ciudadano de París llevaban un calzado con su nombre, y acabó enviando al joven Méliès a Londres para aprender, como su padre, el negocio de llevar una empresa.
Al volver a su ciudad de las luces su padre le puso a trabajar en el sector de la maquinaria del negocio familiar, esto le llevo a conocer la tecnología y alimentar más su imaginación. Cada noche soñaba con viajar a la luna mientras leía a Julio Verne, se dormía sumido en mundos fantásticos y se despertaba pensando en cosas imposibles. El trabajo de su padre le aburría, los zapatos eran aburridos, así que empezó a acudir a clases de teatro donde respiraba libertad, mientras que en sus ratos libres practicaba trucos de magia.
Al cabo del tiempo murió su padre y Méliès recibió dos cosas favorables a cambio, el sentirse libre en relación al trabajo familiar y una importante herencia. Pensaba que si se quedaba más tiempo rodeado de zapatos, estos acabarían por aplastar su imaginación, se sintió desatado y dedicó su vida a lo que más le gustaba, crear e imaginar. Con el dinero de su padre compró el antiguo teatro de un figura a la cual admiraba, Houdini, y empezó a realizar sus propios trucos de magia y gags cómicos.
Pero entonces llegó a sus oídos un rumor, la gente comentaba que dos hermanos habían inventado una máquina que devolvía la vida a las personas, las plasmaba en el espacio volviendo a revivir momentos pasados. Y así fue, aquel mes de septiembre de 1895 Méliès fue a la primera exposición pública del cinematógrafo de los hermanos Lumière. Parecía fotografía, pero no lo era, la fotografía capturaba un momento en el tiempo, al igual que lo hacía la muerte, detenía a las personas en un instante y las encerraba en un pequeño trozo de papel, sin embargo, lo que estaba presenciando Méliès era lo contrario, los devolvía a la vida, soplaba el viento, se movían las sombras y las personas repetían un fragmento ya pasado. Estaba nervioso, necesitaba esa cáliz de la vida, se alzó de su asiento y ofreció una enorme cantidad de dinero por esa creación, pero recibió una negación por respuesta. Después de tanto tiempo se volvió a ver frustrado, pero Méliès vivía para su sueño y nunca se había dado por vencido, así que compró una cámara y después de fracasados intentos lo consiguió.
Al fin había llegado, lo tenía ante sus ojos, todo su mundo, todos sus sueños, delante suyo en una caja. Sus viajes a lugares nunca vistos, sus expediciones por la luna, los cuentos que le contaban de pequeño, las leyendas de su barrio, su fantasía, su magia. Méliès ya podía explicar lo que veía en aquellos viajes a las nubes cuando era pequeño, lo plasmaba en sus películas que le retornaban a vivir aventuras imposibles. Vivía para disfrutar, y trabajaba para vivir disfrutando. No se cansaba de inventar mundos que nadie podía imaginar, historias que ninguna persona llegaría a creer. Con casi cincuenta años Méliès continuaba viviendo en las nubes, en las estrellas y en la luna. Pero en una época tan frenética como la suya, donde los años pasan como días, surgiendo cada mañana algo nuevo y desapareciendo cada noche algo viejo, sus obras cansaron rápidamente al público y lo que él amaba le llevó a la ruina. Poco sabemos de Méliès a partir de aquí, sobre los años veinte actúo en algún que otro teatro, y dicen las voces de la calle que era aquel vendedor ambulante que frecuentaba todas las tardes la estación de París.

domingo, 13 de enero de 2013

Llaves.


Ya lo había vuelto a hacer, menos mal que Alicia llegó pronto, pero sobretodo, menos mal que su padre ya no fumaba. En una semana era la segunda vez que se dejaba el gas encendido, y su viejo olfato no lo captaba.
-¡El gas! ¡Papá, el gas! – Olía nada mas entrar en la casa y ella fue corriendo a cerrarlo y a abrir todas las ventanas, la casa estaba hecha un desastre. Y él lo repetía cada cinco minutos. Un desastre, decía. Sus tres hijos estaban cansados de escuchar esas palabras, estaban cansados de tener que hacer turnos para cuidarlo, pero se negaba a irse de esa casa. Lo peor de todo es que él no se estaba quieto, quería valerse por si mismo, pero no podía. Intentaba cocinar, intentaba limpiar, intentaba arreglar algunos muebles, pero siempre algo le salía mal y tenían que ir en su ayuda. Un desastre, repetía. Alicia no había acabado de quitarse el abrigo cuando escucho un estruendo, la vajilla en el suelo.
-Un desastre, desde que se fue tu madre esta casa es un desastre.– Después de estas palabras fue a sentarse al sillón, ella sabía que ya no le daría más problemas, eran las seis, y como todos los días esperaría paciente volver a escuchar de nuevo el sonido de sus llaves.

miércoles, 9 de enero de 2013

El guasap.

     Tener a tu madre en el whatsapp es peor que tenerla en el facebook, os lo digo yo, que no tengo ni facebook. Pensé que no sería mala idea que tuviese un smartphone, pero no ha sido buena ha sido la peor, pero lo que de verdad no ha sido bueno ha sido enseñarle a utilizarlo bien. Ahora conoce el fantástico mundo de internet, hacer fotos, vídeos y enviarlos a diferentes contactos, antes únicamente lo usaba para llamar y enviar sms. ¡Benditos sms!
      Ahora está ahí, y desde que no vivo en casa está más pesada aún, siento que me vigila. Saluda, te pide que le cuentes que has hecho, te manda imágenes que le han enviado o que ha visto en internet, vídeos, fotos que hace a casi todo ¡e incluso hace vídeos! Cada cinco segundos tengo el móvil vibrando.
      Pero esto no es lo peor, lo peor llegó en estas Navidades cuando descubrió que mis primas pequeñas tenían whatsapp. Ha creado un grupo donde está toda la familia metida. Ahora el móvil me vibra cada 2 segundos. Mi prima, que creo que no tiene ni 14 años, ya tiene móvil, un smarthphone. ¡Mi primer móvil lo tuve a los 17 años!, y era un Nokia, que me duró cuatro años y aún vive. Y mi otra prima usa el móvil de su madre para comunicarse con nosotros marear. Cada cinco minutos una de mis adorables primas dice "Hola", seguido de un "¿Que tal?" si le respondes. Después de contarle tu vida, al pasar otros 5 minutos una de las dos vuelve a repetir el proceso: "Hola", "¿Que tal?". Y como estamos media familia ahí metida, alguien siempre siente la obligación de tener que responderles. ¡Y ni se te ocurra salir del grupo, que te quedas sin herencia!
      Pero no se quedan ahí, te abren conversaciones en privado ¿Y como voy a negarles la conversación a mi primas pequeñas? ¡Tengo corazón! Por desgracia, mi prima tiene como avatar la típica foto en el baño, posando y luciendo su funda de la bandera de Inglaterra. ¡Y me pidió que le mandará una foto mía! Yo en el móvil no tengo ni una foto mía, así que me hizo ir al baño y hacerme una maldita foto.
      El colmo llegó cuando, no se por qué, mi madre inició un concurso de vídeos graciosos. Nos obligo a participar a los hermanos, a los cuales nos tiene en otro grupo, haciendo un vídeo anchamente humillante con ella. ¿Que será lo siguiente?

jueves, 3 de enero de 2013

Una palabra, un cuento.

Nunca en mi vida me había hecho un propósito de año nuevo, pero para este 2013 me he hecho uno. Hace ya unos cuantos años yo solía escribir, cuentos, historias o relatos, de todo un poco y me gustaría volver a hacerlo. Así que voy a coger el método de una amiga mía, y escribiré de vez en cuando una pequeña historia breve, la cual surgirá de una palabra elegida al azar. Una palabra, un cuento.


Era la segunda vez que acudía, a pesar de la inseguridad de la primera vez, hoy estaba decidida, emocionada. Intentó disimular sus nervios al desnudarse, manteniendo la serenidad, pero sin poder mirarle a los ojos, escuchando sus directrices, ya que eran las pocas palabras que le dedicaba y ella las guardaba como un tesoro. Estaba de nuevo indefensa ante él, sola y desprotegida. Vaciló un poco al sentarse, le temblaban las piernas, ni ella sabía si era por el frío o por las emociones; pero él estaba acostumbrado y no dijo nada. Ya estaba lista. Abrió los ojos, esbozando una tímida sonrisa y permaneciendo con la mirada fija en un punto, no quería verle los ojos; algo en su interior le decía que acabaría como los acompañantes de Perseo. El tiempo pasaba, algunos habrían afirmado que de verdad se había convertido en piedra; pero eso a ella no le importaba, volvería cada tarde porque por cada pincelada que él daba sobre el lienzo sentía como si acariciase su piel.

La palabra que ha detonado este cuento es pincel.
Suerte~

miércoles, 2 de enero de 2013

El inicio de los tiempos.

     ¡Bienvenidos a mi nuevo blog! O bienvenidos a mi blog aquellos que nunca hayáis leído una línea mía. Este nuevo blog pretende ser... bueno, no pretende ser nada, que si digo algo por aquí estoy seguro de que no lo voy a cumplir, así que mejor no daré expectativas. Así que no digo que vaya a publicar entradas cada x días, así tengo escusa para pasarme semanas sin dar señales de vida, ni tampoco voy a decir de que van a ir las entradas, así que podéis encontraros de todo aquí. Se agradecen mucho los comentarios, aunque sea un anónimo "Hola ¿Que tal?", no sabéis cuanto.


Suerte~